Eso no es hambre, es otra cosa
Estás triste; y comes. Te aburres; y comes. Sientes ansiedad; y comes. ¿Has oído hablar del hambre emocional? Nada tiene que ver con las necesidades reales de tu cuerpo, y lejos de aportarte lo que necesitas, te hace enfermar
Sientes hambre, mucha hambre. Es un hambre incontenible, desenfrenada. Casi tanta hambre que no te da tiempo a cocinar y te conformas con lo primero que encuentras en la nevera. Quieres un estímulo inmediato, así que te preparas un sándwich o atacas el chocolate porque, ¿para qué complicarse la vida cortando la verdura de la ensalada? En lugar de poner la mesa, comes en el sofá. En lugar de masticar cada bocado, devoras el plato. Puede que te suene este relato, ¿pero tiene algo que ver con el placer? Del mismo modo que desvirtúas el ritual de alimentarte, también es probable que te saltes los horarios de comidas. Que acabes picando en cualquier momento, mientras ves la tele o trabajas frente al ordenador. El estómago te ruge, en realidad, por otros motivos. Porque eso no es hambre: es otra cosa.
¿Has oído hablar del hambre emocional? Son muchos los autores que han escrito sobre este fenómeno que, en realidad, conecta lo que sientes con lo que comes. Tu conducta alimentaria está estrechamente vinculada con tus emociones internas y, por tanto, la elección de ingredientes, así como la cantidad y calidad de los mismos, refleja lo que pasa ahí dentro. El hambre impulsiva y descontrolada conduce a la apetencia de azúcares y procesados. Por el contrario, si te serenas por dentro y sabes reconocer el apetito, es menos probable que acabes recurriendo a este tipo de productos calóricos y ‘reconfortantes’ como anestésico de lo negativo. Analiza si es posible que los estés empleando para paliar la tristeza, ira, apatía, frustración, estrés…
Y no tenemos que repetirte la fatalidad del estrés sobre tu cuerpo. ¿Sabes que el comer emocional es más prevalente en mujeres que en hombres? ¿Y que te puede ocasionar otros problemas de peso y contextos de restricción alimentaria? Atento a lo que sigue.
Todo lo que en realidad te nutre
¿Te suena? A todos. Porque en la vida hay muchas cosas que nos nutren, y no todas son comida. Joshua Rosenthal, fundador del Institute for Integrative Nutrition, fue el pionero en acuñar el término ‘alimento primario’, y de eso hace ya 30 años. Mientras trabajaba en una tienda de alimentación, Joshua se dio cuenta de que los clientes más preocupados por lo que consumían eran, en realidad, los más infelices. Por el contrario, los clientes del cine de al lado estaban muy satisfechos con sus palomitas. “Todos tenemos hambre de jugar, divertirnos, consumir arte, vivir el romance, sentir emoción y aventura”, opina. Y por ello, cree que estos elementos son ‘alimentos’ esenciales. "Podrías estar ingiriendo toda la col rizada del mundo, que si no te nutres a un nivel holístico, no vibras”, opina.
Para los Begoístas, que saben de sobra lo que es el PLACER BASED, que entienden que el camino hacia la salud pasa por el disfrute, esta idea no es nueva. Los ingredientes del plato son realmente ‘alimentación secundaria’ y no hay que excederse comiendo ni volcar ahí nuestras frustraciones. Por el contrario, si queremos quitarnos la dependencia hacia la despensa, por ejemplo a través del ayuno, es importante tomar conciencia de cómo nos alimenta lo demás y aumentar su peso en nuestra vida. O lo que es igual: volvernos hacia la ‘alimentación primaria’. Un tipo de alimentación que, según Joshua, incluye cuestiones como “una práctica espiritual significativa, una carrera profesional inspiradora, actividad física regular o relaciones honestas con las otras personas”.
Cómo acabar con el hambre emocional (Vol.I)
Empecemos con los consejos prácticos:- Establece un número de comidas y asígnales un horario. Los nutricionistas están dejando atrás el paradigma de comer cinco veces al día, porque hay personas que tienen suficiente con tres y otras prefieren ayunar varias horas. Escúchate, y luego toma decisiones conscientes sobre cuándo comerás tú, intentando ser consecuente.
- Cuida de tu salud física y emocional. Si es preciso, acude a un especialista médico y/o trabaja a nivel interno junto al psicólogo, porque te ayudará a saber lo que desata tu hambre emocional. Es fundamental el estímulo externo de los profesionales para comprender mejor la situación y comprometerse más con los resultados.
- Apuesta por las técnicas de relajación y respiración. Cuando aparezcan las ganas de comer de manera inapropiada, la pausa puede ser tu aliada. Piensa que, si de verdad es hambre, estás a tiempo de saciarla en cualquier momento. Pero antes, toma conciencia sobre lo que está pasando y permítete dos o tres respiraciones.
- No te dejes llevar por el “me apetece”. Si te has alimentado convenientemente y aún así te ruge el estómago, sin ser la hora de comer, ni caso: tu cuerpo es capaz de seguir sin alimentos, así que deja de pensar en ello. Haz cosas para distraerte, como entregarte a una lectura, un paseo, una tarea, una llamada a un ser querido…
- Asegúrate de estar bien hidratado. Si acostumbras a tu cuerpo a comer bien y cuidarse, él solo te va a pedir -te va a exigir- que siga siendo así. Cuando te hidratas, no solo mediante el agua, sino a través de frutas y verduras, todo funciona mejor. Y además, un vaso de agua también constituye una gran barrera contra la ansiedad.
Cómo acabar con el hambre emocional (Vol.II)
Y ahora, vamos con los temas más profundos. Como te decíamos, según Joshua Rosenthal, los alimentos principales no son comida, sino otros cuatro: ejercicio, espiritualidad, carrera y relaciones. Si tu cuerpo está acostumbrado al deporte, tu profesión está en línea con tus ambiciones, tienes una buena relación afectiva con tu entorno y te sientes bien internamente -para lo que viene estupendamente la práctica espiritual y la meditación diaria—, seguramente estarás pleno de energía. Pero como no siempre es así, a veces toca hacer cambios más profundos en la vida para restaurar el equilibrio, y claro está que algunos no son nada fáciles. Es más, la mayoría pasa por enfrentar nuestros miedos y tomar decisiones muy importantes: cambiar de trabajo, romper una pareja, empezar un deporte o meditar.Hay una herramienta que puede ayudarte a detectar lo que funciona -y lo que no- en tu vida emocional: se trata del famoso Círculo de la Vida (gráfico siguiente). La esfera está segmentada en doce aspectos espirituales que están considerados como ‘primary foods’ y pertenecen a distintos ámbitos. Hablamos de las relaciones, la vida social, la diversión, la espiritualidad, la creatividad, las finanzas, la carrera, la educación, la salud, la actividad física, la cocina o el entorno donde vives -hay variaciones del dibujo, pero todas giran en torno a estos ámbitos-. Si quieres examinarte a ti mismo, sigue estos pasos:
- Coloca un punto en la línea para indicar tu nivel de satisfacción en cada área. Un punto hacia el centro indica insatisfacción y un punto hacia fuera, satisfacción.
- Traza una línea para conectar los distintos puntos en tu Círculo de la Vida. Si esa línea es una circunferencia constante, estás equilibrado, pero de lo contrario…
- Identifica los desequilibrios. Determina dónde están las mayores desviaciones del círculo, porque esas son las áreas donde debes invertir más trabajo para sanar.